7 sept 2013
11 mar 2013
Una Típica mañana
El
despertador marcaba las siete en punto de la mañana, y ya se le hacía tarde
nuevamente a Angelique para ir al trabajo. Aun con el escandaloso sonido de la
alarma no logro despertarse. Entre sueños se percata de la noción del tiempo y
temerosamente observa la hora en su reloj de mano y observa que son pasadas de
las siete, por lo que de un salto salió de la cama y se dirigió enseguida al
baño a ducharse.
-¡¡Papá!!
¿Por qué no me despertaste?, ahora otra vez Regina me asesinará por estar llegando
atrasada de nuevo- exclamó Angelique desde la ducha.
-¿Y
acaso tu despertador esta malo que no sonó?, yo ayer me volví a quedar hasta
tarde revisando los documentos que mi jefe me pidió, los necesita para este
lunes y no puedo estar tan atento como antes. Deberías poner al menos cuatro
despertadores simultáneos para que puedas despertar a tiempo- le respondía su
padre desde la cocina con cierto tono de burla- Ja ja, que chistoso amaneciste
hoy- respondiéndole con mas ironía a su padre.
Angelique
era una chica que no acostumbraba a llegar tarde a su trabajo, siempre se ha
destacado por ser muy responsable al asumir sus compromisos. Se desempeñaba
como cajera en el casino del hospital Spire de Liverpool. Pese a estar
estudiando literatura en la universidad, se las ingeniaba para lograr rendir
tanto en su trabajo como en sus estudios, pero el cansancio tarde o temprano le
pasaría la cuenta. Regina era su jefa en
el trabajo y ya le había advertido que si volvía a llegar tarde al trabajo, le
descontaría la paga de un día entero de trabajo. Esta mujer era una señora
solterona amargada que no superaba los cincuenta años, y le encantaba explotar
a sus trabajadores, quizás como una acción compensatoria por no haber tenido
éxito en su vida personal. La forma sobria de vestir de su jefa sólo hacía
reafirmar la apariencia de ésta mujer. Sin embargo Angelique siempre podía
contar con la ayuda de su fiel amiga Josette Helen, quien muchas veces la salvo
de los regaños de parte de su jefa. A diferencia de Angel (como ella solía
llamar a Angelique) no se encontraba estudiando y lo único que tenia estable
hasta ese entonces era su trabajo en aquel casino, con el cual podía costear
todos sus gastos y caprichos. Al tener la misma edad de Angel (22 años) le
facilitaba llevar una estupenda relación de amistad, debido a los sin fines de
elementos que tenían en común.
-¡¡Angelique!!
El desayuno está listo, date prisa o no alcanzaras a comer nada- le gritaba su
padre desde la cocina- ¡Estaré lista en un momento no me pongas más angustiada
de lo que ya estoy!- le respondió Angelique desde el baño, tratando de secar su
pelo largo, de un color negro azabache.
Hacia
lo posible por mantenerse delgada, aunque de vez en cuando las opiniones con
respecto a este punto, en ciertas circunstancias no las tomaba tan serio,
quizás optando una actitud un tanto apática (pese a tener una linda figura, una
persona de contextura delgada y fina). Lo que llamaba la atención en Angelique
era una belleza misteriosa pero sumamente atractiva. Sus ojos de color miel, su
piel tan blanca como la nieve en las montañas, una hermosa y luminosa sonrisa
que podría alumbrar hasta el corazón más oscuro, hacían de ella una persona
única en su tipo. Sus propios rasgos finos permitían adentrarse al mundo
interno que sus bellos ojos ocultaban.
Quizás
como muchos sabios han dicho, “los ojos son la ventana al alma del ser humano”.
En el mundo interno de Angelique, su esencia era deslumbrante, un corazón que
no conocía el resentimiento; una devoción a lo que es la confianza y a la
lealtad; Y por sobretodo las cosas, el cariño incondicional que podía entregar
a sus seres queridos, eran características que componían la esencia de
Angelique como ser humano. Quizás un sueño para mucha gente que busca una
compañía que perdure a través del tiempo.
Cuando
por fin Angelique salió del baño, corrió hacia su pieza y entre medio de las
montañas de ropa que se había acumulado en su escritorio, pudo sacar unos
jeans, una blusa blanca y un delgado chaleco para capear el frio de las
mañanas. Ambas prendas de vestir estaban en óptimas condiciones como para
usarse en un día laboral, una vez ya vestida se dirigió a su padre.
-Lo
siento papá pero no alcanzaré a desayunar contigo, te deseo suerte con esos
documentos que te pidió tu jefe, a la noche me cuentas cómo te fue- y de un
beso en la mejilla se despidió de su
padre y se dirigió hacia la parada de autobuses, donde se dirigiría hacia el
centro de la ciudad.
Su
padre era una persona ya envejecida que aun seguía trabajando, los largos años
laborales le habían pasado la cuenta a su salud, específicamente su corazón,
haciéndolo más débil cada día. Una persona entregada en lo absoluto a las
necesidades que su hija podría tener. Curiosamente nunca hace mención de su
esposa y madre de Angelique. A lo largos de los años siempre se ha negado a
revelarle cualquier tipo de información de su madre a su hija, sólo se ha
limitado a comentarle que un día su madre decidió irse de casa y dejarlos solos,
y que tal hecho habría ocurrido en los primeros años de vida de Angelique.
Hasta hoy en día ella no cesa de preguntar el por qué los dejo, cuales habrían
sido las circunstancias que gatillaron la partida de su madre, del cual sólo
tiene un antecedente, su nombre Juliet. El paralelo de su madre era todo un
enigma, pero aún mantenía la fe en que algún día sabría la verdad y el motivo
del porqué de su repentina partida.
Una
vez ya abordado el autobús, pensaba en su mente cómo escabullirse hasta su
puesto de trabajo sin ser vista por Regina, y una vez más acudió a la ayuda de
su infaltable amiga Josette. Saco su teléfono y se puso en contacto con su
ella.
-¡Aló
Josette! Soy Angel, por favor dime ¿cómo está hoy el carácter de Regina?- Mejor
que ni te vea porque en cuanto lo haga te matará- Trata de distraerla, dile que
ya llegue y que me pase a los baños para cambiarme de ropa, estaré allá en
menos de 10 minutos- hare lo posible Angel pero esta vez esta complicada la
situación.
Si
bien el contexto le era desfavorable, siempre encontraba un momento de relajo
donde podía ordenarse mentalmente y pensar con claridad. Aquel momento siempre
resultaba ser los viajes en el transporte públicos. Sentada junto a la ventana,
podía observar distintos mundos diferentes al suyo. Algunos con muchas
historias que contar y otros que le eran similares al suyo. Aunque ese viaje
que realizaba en autobús no era algo que saliera de la rutina, en sus
observaciones hacia el exterior, siempre lograba percatarse de algo distinto,
como por ejemplo ver que el señor de la florería, que acostumbraba vestirse con
un terno muy clásico y formal, optó por un atuendo más ligero y por fin pudo
romper con la formalidad y andar con un tipo de ropa más liviana; Observar las
distintas figuras que formaban las nubes en los días nublados (mayoritariamente
casi todos, por estar en invierno) y generalmente centraba su atención en todas
aquellas personas que no podían salir de su rutina diaria, y las que lo
conseguían pues saltaban a su vista.
Si
bien las calles de Liverpool eran bastantes frías para esa época del año,
podían guardas los recuerdos más frescos y vivos que ella podía retener en su
mente. Para ella esas calles que parecían sobrias, estaban efervescentes de
vida, sólo que para darse cuenta de aquello, hay que aprender a ver al menos 2
veces las cosas que nos parecen banales.
Cuando
ya el bus estaba llegando a la entrada del hospital, Angelique volvió a la
realidad y se apresuro en llegar lo más antes posible al casino sin ser vista
por sus supervisores, sobre todo por Regina
que estaba atenta a los movimientos de ella.
Cuando
se dirigía al casino, se percato que Josette y a Regina estaban conversando en
la salida de los baños con respecto a los continuos e inesperados atrasos de
Angelique, por lo que ella sólo reacciono escondiéndose detrás de unas robustas
plantas que adornaban la sala del casino- ¿Segura que viste a Angelique llegar
temprano?- le preguntaba la jefa a Josette con un tono exaltado- Pues si
Regina, ella llego puntualmente a las 8 pero paso directamente al baño porque
no se sentía bien, y desde que no ha salido-. Josette logró distinguir a Angel
entre los arbustos y trato de crear una distracción para que pudiera entrar al
baño sin ser vista por su jefa:
-Regina
ven deprisa, la máquina de capuchino no anda muy bien y ya hoy nos han
reclamado varias personas por el olor que expende la máquina- diciendo esto con
un tono de voz casi frenético- ¿pero cómo va estar otra vez averiada, si ayer
los técnicos vinieron repararla?- No lo sé pero ya está volviendo a fallar-.
Mientras ambas iban a revisar la maquina, Regina estaba muy ocupada centrando
su atención en ese artefacto como para percatarse de las señales que le hacia
Josette a Angelique para que corriera directamente al baño.
Tan
pronto observo que su jefa estaba distraída, corrió directamente al baño de las
mujeres, donde trato simular estar mareada, desordenándose su cabello y
maquilándose para aparentar una palidez típica de un mareo.
Al
rato del hecho, salió del baño como toda una enferma que parecía estar en un
muy mal estado de salud- ¡Oh Angelique te vez horrible!- le replicó su jefa-
lose, pero con el pasar de las horas me repondré, fue sólo algo que me cayó
pésimo al estomago- Regresa nuevamente al baño y ve a lavarte ese rostro, no
quiero que espantes a la gente del casino- Si Regina, enseguida.
Mientras
se dirigía al baño nuevamente, la siguió por detrás su amiga Josette que casi
explotaba de la risa por la tremenda actuación que interpreto delante de su
jefa- Ya veía que Regina se te lanzaba encima como una víbora- ni en lo broma
lo digas, suficiente acción para mí por hoy- respondía Angelique compartiendo
las risas con su amiga.
25 ene 2013
Llama en el viento
Una tenue luz de la vela
Afuera delante de las puertas
En la pelea por el brillo y calor
Mi pequeña luz de vida-una llama en el viento
Mi rostro sonriente aparece en el espejo
Un respiro pasa
Después se sumerge en la oscuridad
Fuertemente-mudo
Figuras en el invierno
Lamo de sollado mi alma
Un grito aclarece la noche
En esperanza cubierta la espera
Pero al silencio le sigue la soledad
desilusion hasta la resignación
Monotonía estática
Un segundo grito queda fuera
Esta vela en la nieve
Demasiada débil para sostenerse
Mi figura se vuelve parte de la noche
El respiro vela la imagen
En la niebla aparece la silueta
Como aquella vez - vuelve de nuevo
Yo desnudo mi cuerpo
Ojos ajenos queman heridas en mi piel
Siento la nostalgia crecer
En la tempestad aumenta mi esperanza
Pero es todo lo que sucede
La nieve baila alrededor de la llama
Su brillo es opaco
Ya no encierra calor en ella
Mi cuerpo es tomado por la nieve
Mi luz se desvanece
El sueño no ha de acabar
La nostalgia nunca morirá
Aun hay una espera
El cuerpo yace sin reaccionar
El espera al sol
Las manos están abiertas
La sonrisa en el rostro jamás sera medida
(Flamme im Wind - Lacrimosa)
17 ene 2013
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